domingo, 6 de marzo de 2011



Descubrimiento de la Preciosa Cruz


y los Preciosos Clavos


por la Emperatriz Santa Helena


(Elena) en Jerusalén


La Santa Emperatriz Elena descubrió la Preciosa Cruz y los Preciosos Clavos del Señor en Jerusalén en el año 326.


Al principio del reinado de San Constantino el Grande (306-337), el primer emperador Romano en reconocer el Cristianismo, el y su piadosa madre Santa Elena decidieron reconstruir la ciudad de Jerusalén. Ellos también planificaron construir una iglesia en el sitio donde el Señor sufrió y resucito, para consagrar de nuevo y purificar los sitios conectados con la muerte y Resurrección del Salvador de la mancha impura del paganismo.


La emperatriz Elena viajo a Jerusalén con una gran cantidad de oro. San Constantino escribió una carta al Patriarca Macario I (313-323), pidiéndole que le ayudara en todo lo posible con su trabajo restaurando los santos lugares Cristianos.


Después de su llegada a Jerusalén, la santa emperatriz Elena comenzó destruyendo todos los templos paganos y consagrando de nuevo los lugares santos que habían sido manchados por los paganos.


En su búsqueda por la Vivificadora Cruz, ella pregunto a varios Cristianos y Judíos, pero por mucho tiempo su búsqueda no dio resultado. Por fin, un Hebreo anciano llamado Judas le dijo que la Cruz estaba enterrada de bajo del templo de Venus. Santa Elena ordeno que el templo pagano sea destruido, y que el lugar sea excavado. Pronto encontraron a Gólgota y el sepulcro del Señor. Cerca de ese lugar estaban tres cruces, un madero con la inscripción escrita por Pilato (Juan 19:19), y cuatro clavos que habían penetrado el cuerpo del Señor.


Ahora la tarea era determinar cual era la cruz en la cual habían crucificado el Salvador. Patriarca Macario vio una persona muerta cargada a su sepulto, entonces el ordeno que pongan el cadáver del hombre en cada cruz. Cuando el cadáver fue puesto en la Cruz de Cristo, inmediatamente fue restaurado a la vida. Después de ver revivir al hombre muerto, todos estaban convencidos que habían encontrado la Cruz Vivificadora. Con gran alegría la emperatriz Elena y el Patriarca Macario levantaron la Cruz Vivificadora y la exhibieron a todo presente.

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