martes, 29 de marzo de 2011

INTRODUCCION A LA ORACION CONTINUA DEL CORAZON

HACIA EL SILENCIO INTERIOR

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Necesitas hacer silencio para poder apreciar la presencia de Dios en tu vida. Solo haciendo a un lado el mundo del ruido, el de las distracciones, el de las palabras, el de las imágenes, el de las preocupaciones, el de los sueños y de las fantasías, es posible entrar al silencio de tu corazón, donde Dios se manifiesta en su Palabra, con su Palabra y a través de la Palabra.

Necesitas estar quieto tanto física como mentalmente. La mente es como un mono que salta de rama en rama. Al dedicar tiempo en tu vida para sentarte y estar quieto, podrás aprender la disciplina de
aquietar también tu mente. Esto es un proceso determinante para poder entrar al reino de Dios en tu corazón.

Necesitas estar atento a la Palabra de Dios en tu vida y al darle toda tu atención estarás comprendiendo que el Amor es ser y estar atento hacia el Otro. Al estar atento aprenderás a vivir en el hoy, en el presente, y por lo tanto podrás ser parte de la única realidad que existe, que es aquella que está fuera del tiempo, la realidad de Dios.

La Palabra en tu vida, tiene tal poder que cualquier otra palabra queda corta o incompleta. Cuando integras la Palabra y esta se arraiga en tu alma, no hay marco más importante para honrarla que en el silencio, en el sagrado silencio de tu corazón.
Cuando te recojas en el templo de tu corazón, repite tu palabra sagrada durante todo el tiempo: “JESUS, HIJO DE DIOS, TEN PIEDAD DE MI, QUE SOY PECADOR. Hazlo interna y silenciosamente. Repítela pausadamente, resuénala en tu corazón. No pienses en nada, permite que la palabra se arraigue , que impregne hasta lo mas profundo del corazón.

Si llegan pensamientos, imágenes, distracciones, recuerdos, planes, preocupaciones, ideas triviales, o lo que sea - ignóralas y regresa - retorna y siempre repite tu palabra.

La Oración del Corazón no es una técnica que se desecha una vez que se aprende. Es una disciplina, que debe practicarse en el mas profundo recogimiento, dos veces al día por 30 minutos, durante toda tu vida. Y después a lo largo del día y de la noche dejar que resuene como una voz envolvente que sale del corazón.


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