jueves, 7 de mayo de 2020


            EL VALOR DE LA ORACION
 

Me vino a la mente en la mañana de hoy, hablando de la oración, aquel evangelio en que los discípulos preguntaron al Maestro por qué ellos no habían podido expulsar el demonio del cuerpo de un niño y Jesús les dice, reprendiéndoles, que por su poca Fe.
Y es que la oración nacida del corazón, conforme al Apóstol que dice “orad sin cesar” (1 Ts. 5:17), es el “arma” mas poderosa de que disponemos. No somos conscientes de lo que se mueve en el mundo día a día por efecto de la oración profunda de muchos, muchísimos cristianos que desde sus casas, iglesias, monasterios…claman al Padre sin cesar con una Fe sin límites. ¡Ay! Si los cristianos oráramos con Fe a lo largo y ancho de mundo de la forma en que el Maestro nos lo mandó, el mundo no sería lo que es: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvanece…"(Mateo.5:13).
Jesús le dijo a Pedro: Ven. Y descendiendo de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo MIEDO, y comenzando a hundirse, dió voces, diciendo, Señor sálvame. Al momento Jesús, extendiendo la mano, lo salvó, y le dijo: HOMBRE DE POCA FE!, POR QUÉ DUDASTE? (Mateo.5:13). Cuando nos falla la oración, es simplemente porque tenemos dudas, miedos… Pedro se hundió solo cuando dejó de creer total y absolutamente en el Maestro que le dijo VEN…
La oración solo deja de ser efectiva cuando deja de ser oración y se convierte en rezo… Es fácil rezar, pero difícil orar… Ya hay un refrán que dice que a la puerta del rezador no pongas el trigo al sol… Es que rezar, reza casi todo el mundo…Pero la oración es un compromiso integral en donde participan cuerpo, alma, mente, corazón…solo así hay oración, pero esta oración requiero un compromiso interior tan profundo que no siempre estamos dispuestos a asumir…
Hemos de ser conscientes de no dejar desvanecer la sal y la Luz, “porque vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo…” para que los miedos no nos quiten la Fe en el Maestro que nos está diciendo VEN…


Padre Dámaso

lunes, 27 de abril de 2020

sábado, 25 de abril de 2020


SOMOS UN PUEBLO DE FE, NO DE MIEDO

 


“No tengas miedo”, dijo el Ángel a María, en la Anunciación.

Estamos en tiempo de emergencia nacional, pero también y sobre todo, en tiempo de reflexión, recapacitación, de volver la mirada y el corazón hacia Dios y su misericordia infinita porque toda persona lleva n su alma, en lo mas profundo de su Ser la sed del Absoluto, de lo eterno, la necesidad de la Luz y de la búsqueda de la Verdad y del amor de Dios.

Estos son tiempos de cambios y de conversión. La Santa y Gran Cuaresma que estamos viviendo en nuestro interior, nos convoca a hacer de nuevo un cambio de actitudes y de valores, a una renovación interior, a un volver hacia Dios, a un hacer de Cristo nuestro centro de gravedad en la vida. Es momento de oración, tanto individual como comunitaria y por eso en nuestra parroquia nos unimos  un grupo desde la distancia a las 10 de la mañana y a las 10 de la noche para orar al Padre por estos tiempos tan difíciles y siguiendo así la recomendación del Apostol: “Orad sin cesar, dar gracias a Dios por todo, porque esta es la voluntad de Dios…” y asi nos llama también a confiar en su infinita misericordia, sabiendo que Jesús continúa caminando con nosotros, también en tiempos difíciles, por eso es tiempo de Fe y no de miedos “En el mundo tendréis tribulaciones, pero ser fuertes, yo he vencido al mundo”, asi dice el Maestro.

En estos días, en los que se oyen quejas, se percibe nerviosismo, la gente se inquieta en sus casas y busca salir, pese a los riesgos que conlleva, hemos de pensar en los que no tienen un lugar para quedarse, en los enfermos, en los hospitalizados que quieren regresar a sus casas, en todos los que sufren, en los que ya han dejado sus vidas en el camino… Es tiempo de pensar, de aprovechar para conocernos mas y mejor, de hacer de nuestra casa un lugar de amor, un lugar de paz, un lugar de familia y sobre todo un templo para orar, pera rezar, para meditar para cumplir el mandato del Divino Redentor: Cuando ores, retírate a tu cuarto y allí a solas entras en tu corazón y oras al Padre que está en secreto y El te escuchará…

No nos dejemos llevar de la incertidumbre, del desaliento, del miedo, “el amor perfecto, excluye el miedo”, decía el evangelista San Juan.

Jesús nos acompaña, y también El nos dice “No tengáis miedo”. A través de las persecuciones, de las pestes, de las plagas y también de esta pandemia siempre hemos vivido y sentido la presencia del Divino Redentor entre nosotros, por eso somos un pueblo de Fe, no de miedo. Que nuestro Dios todopoderoso os bendiga siempre.

Padre Dámaso


domingo, 19 de abril de 2020

PASCUA DE RESURRECCIÓN

BENDITO SEA NUESTRO DIOS ETERNAMENTE, AHORA Y POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, AMEN
Hermanos y hermanas en el bautismo y en la Fe de Nuestro Señor resucitado. Feliz Pascua. Cristo ha resucitado. Hoy es la gran fiesta cristiana, la mayor de todas las fiestas. Cristo ha resucitado. Hoy es realmente la única fiesta de los cristianos, esa que celebramos cada domingo, porque Cristo es el centro, la raíz y la fuerza de nuestra Fe. Cristo ha resucitado, tenemos que ir a su búsqueda, descubrir su presencia, como descubrió su presencia María Magdalena ante la tumba cuando aquel hombre le pregunta ¿por qué lloras? Porque se han llevado a mi Señor -le dice- y no se donde lo han puesto, si tú lo has quitado de aquí, dime donde lo has puesto y yo me lo llevaré. Y aquel hombre se volvió y le dijo ¡MARIA! Y en ese instante se acordó que Jesús había dicho en una ocasión que El llamaba a sus ovejas por su nombre, entonces se giró y vio en aquel hombre las señales de la pasión en sus pies y en sus manos y solo pudo pronunciar esta palabra ¡MAESTRO!
En esta mañana de Pascua dinos ahora María, cómo suena en el corazón y en el alma la voz del Resucitado? Dinos ahora María que para el encuentro con Jesús resucitado, hay que estar antes a los pies de la pasión y de la cruz. Dinos María, que no hay vida sin muerte, que el sol sale de la noche, y que a través del sepulcro del sufrimiento se llega a la alegría pascual. Y dinos también María que siempre hay una Galilea, un lugar y una Patria en la que Cristo nos espera. Y dinos hoy también María que ese Cristo resucitado sigue vivo entre nosotros, es nuestra esperanza y nos llama por nuestro nombre. Dinos María, porque tú lo sabes, que el Amor es mas fuerte que el pecado, que la vida es mas fuerte que la muerte. Dinos María en esta mañana de Pascua: Resucitó en verdad mi Amor…venid a Galilea…allí os aguarda el Señor…allí veréis la gloria de su Resurrección.
Hoy es Pascua y es tan inmensa esta fiesta que necesitamos 40 días para celebrarla. Cuarenta días que Cristo resucitado va a estar entre nosotros. Es nuestro momento y hemos de proclamar como sus discípulos “Dios lo ha resucitado…nosotros somos testigos”
Vivimos tiempos difíciles, pero Él nos dice “no tengáis miedo” También hoy como ayer los grandes poderes de este mundo no quieren oír de Cristo resucitado, no quieren oír de nuestra Fe. Hoy como ayer, el dios de este mundo, busca la muerte de Cristo, pero también hoy como ayer la Luz vence a las tinieblas, Cristo ha resucitado y nosotros somos sus testigos. No tengáis miedo, somos hombres y mujeres de Esperanza, de Fe y no de miedo y nuestra Esperanza y nuestra Fe consiste en que en lo mas profundo de nuestro Ser, en lo mas íntimo, en nuestro corazón, Cristo ha resucitado y este encuentro transforma nuestra vida, porque, como dice el Apóstol “ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo el que vive en mi”.
Europa y el mundo viven horas de aguda crisis, el sufrimiento se extiende por todas partes, el horizonte que se divisa es sombrío e incierto, se pierden los valores humanos, no hay liderazgos sino mediocridad y egocentrismo y frente a eso brota el empuje con fuerza de tantos seres anónimos, hombres y mujeres, que entregan su esfuerzo y su vida en el mas absoluto silencio. Ellos son la gran pascua y la gran resurrección de nuestra sociedad. Porque no durará para siempre la oscuridad del Viernes Santo. Porque la noche huirá ante la Luz de la Aurora Pascual. Porque después de cada Viernes Santo sigue la Gran Pascua. Porque al final de todo camino ensangrentado, después del Huerto de los Olivos, mas allá del Gólgota, siempre brilla la Luz del Sepulcro Pascual.
Sentirse transformado por Cristo es lo que da sentido salvador a todo, es lo que nos hace pasar por el valle oscuro de la existencia y de la muerte y nos conduce mas allá de toda lágrima, de todo dolor y de todo sufrimiento, porque Cristo ha vencido a los poderes demoníacos que habitaban en el fondo de nuestro Ser. Cristo en este día rompió las cadenas que nos ataban a la esclavitud, porque no hay Pascua sin ruptura, no hay resurrección sin ruptura, no hay libertad sin ruptura, porque a la libertad solo se llega en libertad dejando que el Faraón se hunda con sus caballos en el mar Rojo. La libertad está en la otra orilla.
Vivamos con intensidad y desde el confinamiento, esta Pascua especial, la experiencia del Señor resucitado. Él está con nosotros, necesitamos reconocerlo cada domingo en virtud del Pan y del Vino y así también nosotros podemos decir que hemos comido y bebido con Él. De este modo nuestra vida será como la de Jesús y nuestro testimonio como el de los apóstoles.
-¡CRISTO HA RESUCITADO! -¡EN VERDAD HA RESUCITADO!

Padre Dámaso

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