jueves, 28 de abril de 2016



LA SEMANA SANTA ORTODOXA
HORARIO DE OFICIOS
Es la semana de la profunda vigilia donde el alma anhela a Jesús; “He aquí que el Novio viene a medianoche…” cantamos en los primeros días de la Semana. Viene y entra en la oscuridad de tu alma a fin de que ella pueda recibir la Luz Pascual.
Ungidos el miércoles con el Santo Óleo “para la curación del cuerpo y del alma”, podemos participar en la Cena Mística del Jueves Santo. Con las doce lecturas evangélicas que la Iglesia nos lee, penetramos en la Pasión de Cristo y nos suavizan el corazón las palabras del Señor sobre su voluntaria entrega, sobre la promesa del Paráclito, y sobre la Iglesia surgida de su Costado herido.
Gran bendición nos otorga la participación de “las Horas Reales” del Viernes: Salmos, profecías, lecturas evangélicas, epístolas y cantos que se refieren a la Pasión; comprendemos la Cruz como la fuerza de Dios y su sabiduría. Al terminar el Servicio ponemos el Epitafio (el icono del Entierro Divino) en medio de la Iglesia y lo veneramos con los himnos fúnebres el misterio “¡Al Hades bajaste, la muerte pisoteaste con tu poder divino!”; y con la procesión del Epitafio contemplamos “la Providencia cumplida con la Muerte.”
El Sábado de la Gloria los catecúmenos recibían el Bautismo: muerte por el pecado y resurrección para una vida nueva en Cristo Jesús. En esta Liturgia, por ya no soportar más que el Señor permanezca en el sepulcro, le exclamamos: “Levántate, oh Señor, Juzga la tierra,” mientras el sacerdote arroja sobre los fieles el laurel anunciando que nuestro Salvador ha vencido y que, por su Cruz, ya somos vencedores.
La Semana no es santa por sí misma si no por consagrarla al Santo Acontecimiento; “venid, hermanos, acompañémoslo con conciencia pura, crucifiquémonos con Él por los deseos de la vida…” Para que, concluyéndose la Semana, podamos clamar desde el fondo del ser: “¡Cristo ha resucitado!”
Esperamos para todos una bendita Semana Santa, e invitamos a frecuentar los Servicios y participar adecuadamente en la memoria de los acontecimientos salvíficos.
. Y el sábado de Pascua de Resurreccion habrá confesiones desde las 9 de la noche hasta el inicio de la Divina Liturgia.
Este es el horario de Oficios.
PROGRAMA DE LOS OFICIOS DE LA GRAN 
SEMANA SANTA ORTODOXA,  ABRIL, 2016


MIERCOLES, 27, MIERCOLES SANTO, RITUAL DE PRESANTIFICADOS Y OFICIO DE LAS 7 UNCIONES (UNCION DE ENFERMOS), A LAS 20,30 HORAS.

JUEVES DÍA 28, JUEVES SANTO, “OFICIO DE LOS 12 EVANGELIOS DE LA PASION”, A LAS 20,30 HORAS.

VIERNES DÍA 29, VIERNES SANTO, VIGILIA A LAS 20,30 HORAS.  OFICIO DEL DESCENSO DE CRISTO, PROCESION CON EL SANTO EPITAFIO Y CANTO DE LOS LAMENTOS ANTE LA TUMBA DE CRISTO.

SABADO DÍA 30, SABADO SANTO, VIGILIA PASCUAL DE LA RESURRECCION Y BENDICION DE LOS ALIMENTOS, A LAS 22 HORAS.

 QUE EL DIOS TODOPODEROSO OS BENDIGA SIEMPRE.

viernes, 22 de abril de 2016






DOMINGO DE RAMOS

ESTE DOMINGO DIA 24 CELEBRAMOS EL DOMINGO DE RAMOS

El Domingo de Ramos es el día en que Jesucristo entró triunfalmente en Jerusalén montado sobre un asno, a pesar de que ya sabía del sufrimiento que lo esperaba. El pueblo lo saludó y lo alabó echando ropa y ramas de palmera a sus pies, sobre el camino que lo llevaba a la muerte. La tradición de celebrar el Domingo de Ramos tiene una larga historia. Pero hoy en día, debemos acoger a Cristo de manera distinta. Debemos salir al encuentro del Salvador haciendo nuestro propio camino de arrepentimiento y de amor, para que el Señor entre a nuestros corazones y nos convirtamos en una Jerusalén, donde él more en su vida terrenal y en la eternidad. 

A las 10 celebramos la Divina Liturgia 
y después la bendición de los ramos

domingo, 10 de abril de 2016







                          DOMINGO, DIA 17 DE ABRIL
 
                                5º DOMINGO DE LA GRAN CUARESMA 

y conmemoracion de Santa María Egipcíaca, el más maravilloso ejemplo de arrepentimiento. Modelo a imitar  en este tiempo de ayuno y penitencia.
 
                           BIOGRAFIA DE SANTA 
                 MARIA LA EGIPCIACA

"Una hermosa tradición muy antigua cuenta que en el siglo V un santo sacerdote llamado Zózimo después de haber pasado muchos años de monje en un convento de Palestina dispuso irse a terminar sus días en el desierto de Judá, junto al río Jordán. Y que un día vio por allí una figura humana, que más parecía un esqueleto que una persona robusta. Se le acercó y le preguntó si era un monje y recibió esta respuesta:
    "Yo soy una mujer que he venido al desierto a hacer penitencia de mis pecados"
Según la tradición aquella mujer le narró la siguiente historia:
Su nombre era María. Era de Egipto. Desde los 12 años llevada por sus pasiones sensuales y su exagerado amor a la libertad se fugó de la casa. Cometió toda clase de impurezas y hasta se dedicó a corromper a otras personas.
Después se unió a un grupo de peregrinos que de Egipto iban al Santo Sepulcro de Jerusalén. Pero ella no iba a rezar sino a divertirse y a pasear. Y sucedió que al llegar al Santo Sepulcro, mientras los demás entraban fervorosos a rezar, ella sintió allí en la puerta del templo que una mano la detenía con gran fuerza y la echaba a un lado. Y esto le sucedió por tres veces, cada vez que ella trataba de entrar al santo templo. Y una voz le dijo:
    "Tú no eres digna de entrar en este sitio sagrado, porque vives esclavizada al pecado"
Ella se puso a llorar, pero de pronto levantó los ojos y vio allí cerca de la entrada una imagen de la Santísima Virgen que parecía mirarla con gran cariño y compasión. Entonces la pecadora se arrodilló llorando y le dijo:
    "Madre, si me es permitido entrar al templo santo, yo te prometo que dejaré esta vida de pecado y me dedicaré a una vida de oración y penitencia"
Y le pareció que la Virgen Santísima le aceptaba su propuesta. Trató de entrar de nuevo al templo y esta vez sí le fue permitido. Allí lloró largamente y pidió por muchas horas el perdón de sus pecados. Estando en oración le pareció que una voz le decía:
    "En el desierto más allá del Jordán encontrarás tu paz"
María egipciaca se fue al desierto y allí estuvo por 40 años rezando, meditando y haciendo penitencia. Se alimentaba de dátiles, de raíces, de langostas y a veces bajaba a tomar agua al río. En el verano el terrible calor la hacía sufrir muchísimo y la sed la atormentaba. En invierno el frío era su martirio.
Durante 17 años vivió atormentada por la tentación de volver otra vez a Egipto a dedicarse a su vida anterior de sensualidad, pero un amor grande a la Santísima Virgen le obtenía fortaleza para resistir a las tentaciones. Y Dios le revelaba muchas verdades sobrenaturales cuando ella estaba dedicada a la oración y a la meditación. La penitente le hizo prometer al santo anciano que no contaría nada de esta historia mientras ella no hubiera muerto. Y le pidió que le trajera la Sagrada Comunión. Era Jueves Santo y San Zózimo le llevó la Sagrada Eucaristía.
Quedaron de encontrarse el Día de Pascua, pero cuando el santo volvió la encontró muerta, sobre la arena, con esta inscripción en un pergamino:
    "Padre Zózimo, he pasado a la eternidad el Viernes Santo día de la muerte del Señor, contenta de haber recibido su santo cuerpo en la Eucaristía. Ruegue por esta pobre pecadora, y devuélvale a la tierra este cuerpo que es polvo y en polvo tiene que convertirse"
El monje no tenía herramientas para hacer la sepultura, pero entonces llegó un león y con sus garras abrió una sepultura en la arena y se fue. Zózimo al volver de allí narró a otros monjes la emocionante historia, y pronto junto a aquella tumba empezaron a obrarse milagros y prodigios y la fama de la santa penitente se extendió por muchos países.
San Alfonso de Ligorio y muchos otros predicadores narraron muchas veces y dejaron escrita en sus libros la historia de María Egipciaca, como un ejemplo de lo que obra en un alma pecadora, la intercesión de la Santísima Madre del Salvador, la cual se digne también interceder por nosotros pecadores para que abandonemos nuestra vida de maldad y empecemos ya desde ahora una vida de penitencia y santidad." (Catolic.net)

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