lunes, 2 de julio de 2012


EL ENCUENTRO CON CRISTO
UN CAMINO DE CONVERSION PERMANENTE





Esto de la conversión se trata ni más ni menos que de decidirse con determinación a recorrer el camino, a contemplar en nuestra vida el Amor y vivirlo en toda su extensión. No son sólo actos de sacrificio y caridad que hasta pueden resultar agradables por ser algo así como logros de un momento determinado, sino que es un sacudirse desde dentro para despertar.
Es un entrar decididos a nuestro interior en el silencio, y descubrir las raíces de todo aquello que nos quita plenitud, a la luz de Aquel que recorrió el camino y nos invita a recorrerlo sin fantasías ni imaginaciones, sino en el presente de cada día, en la realidad.
Es animarse a entrar en ese vacío que nos sustenta, y desde ahí, al descubrir la unidad de todos los seres, cambiar el "yo" y el "mío" por un nosotros que abarque a todos. Entonces, si somos uno, lo que llamamos actos de caridad serán una simple expresión de esa unidad que somos, ya que el otro no será otro sino yo mismo. La oración será continua, por estar en permanente presencia con la Fuente de Ser, de la cual nunca salimos en realidad. Convertirse es tomar el camino hacia nosotros mismos, y recorrerlo en toda su extensión, sin volver atrás cuando se hace de noche en nuestras vidas.

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