sábado, 25 de abril de 2020


SOMOS UN PUEBLO DE FE, NO DE MIEDO

 


“No tengas miedo”, dijo el Ángel a María, en la Anunciación.

Estamos en tiempo de emergencia nacional, pero también y sobre todo, en tiempo de reflexión, recapacitación, de volver la mirada y el corazón hacia Dios y su misericordia infinita porque toda persona lleva n su alma, en lo mas profundo de su Ser la sed del Absoluto, de lo eterno, la necesidad de la Luz y de la búsqueda de la Verdad y del amor de Dios.

Estos son tiempos de cambios y de conversión. La Santa y Gran Cuaresma que estamos viviendo en nuestro interior, nos convoca a hacer de nuevo un cambio de actitudes y de valores, a una renovación interior, a un volver hacia Dios, a un hacer de Cristo nuestro centro de gravedad en la vida. Es momento de oración, tanto individual como comunitaria y por eso en nuestra parroquia nos unimos  un grupo desde la distancia a las 10 de la mañana y a las 10 de la noche para orar al Padre por estos tiempos tan difíciles y siguiendo así la recomendación del Apostol: “Orad sin cesar, dar gracias a Dios por todo, porque esta es la voluntad de Dios…” y asi nos llama también a confiar en su infinita misericordia, sabiendo que Jesús continúa caminando con nosotros, también en tiempos difíciles, por eso es tiempo de Fe y no de miedos “En el mundo tendréis tribulaciones, pero ser fuertes, yo he vencido al mundo”, asi dice el Maestro.

En estos días, en los que se oyen quejas, se percibe nerviosismo, la gente se inquieta en sus casas y busca salir, pese a los riesgos que conlleva, hemos de pensar en los que no tienen un lugar para quedarse, en los enfermos, en los hospitalizados que quieren regresar a sus casas, en todos los que sufren, en los que ya han dejado sus vidas en el camino… Es tiempo de pensar, de aprovechar para conocernos mas y mejor, de hacer de nuestra casa un lugar de amor, un lugar de paz, un lugar de familia y sobre todo un templo para orar, pera rezar, para meditar para cumplir el mandato del Divino Redentor: Cuando ores, retírate a tu cuarto y allí a solas entras en tu corazón y oras al Padre que está en secreto y El te escuchará…

No nos dejemos llevar de la incertidumbre, del desaliento, del miedo, “el amor perfecto, excluye el miedo”, decía el evangelista San Juan.

Jesús nos acompaña, y también El nos dice “No tengáis miedo”. A través de las persecuciones, de las pestes, de las plagas y también de esta pandemia siempre hemos vivido y sentido la presencia del Divino Redentor entre nosotros, por eso somos un pueblo de Fe, no de miedo. Que nuestro Dios todopoderoso os bendiga siempre.

Padre Dámaso


domingo, 19 de abril de 2020

PASCUA DE RESURRECCIÓN

BENDITO SEA NUESTRO DIOS ETERNAMENTE, AHORA Y POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, AMEN
Hermanos y hermanas en el bautismo y en la Fe de Nuestro Señor resucitado. Feliz Pascua. Cristo ha resucitado. Hoy es la gran fiesta cristiana, la mayor de todas las fiestas. Cristo ha resucitado. Hoy es realmente la única fiesta de los cristianos, esa que celebramos cada domingo, porque Cristo es el centro, la raíz y la fuerza de nuestra Fe. Cristo ha resucitado, tenemos que ir a su búsqueda, descubrir su presencia, como descubrió su presencia María Magdalena ante la tumba cuando aquel hombre le pregunta ¿por qué lloras? Porque se han llevado a mi Señor -le dice- y no se donde lo han puesto, si tú lo has quitado de aquí, dime donde lo has puesto y yo me lo llevaré. Y aquel hombre se volvió y le dijo ¡MARIA! Y en ese instante se acordó que Jesús había dicho en una ocasión que El llamaba a sus ovejas por su nombre, entonces se giró y vio en aquel hombre las señales de la pasión en sus pies y en sus manos y solo pudo pronunciar esta palabra ¡MAESTRO!
En esta mañana de Pascua dinos ahora María, cómo suena en el corazón y en el alma la voz del Resucitado? Dinos ahora María que para el encuentro con Jesús resucitado, hay que estar antes a los pies de la pasión y de la cruz. Dinos María, que no hay vida sin muerte, que el sol sale de la noche, y que a través del sepulcro del sufrimiento se llega a la alegría pascual. Y dinos también María que siempre hay una Galilea, un lugar y una Patria en la que Cristo nos espera. Y dinos hoy también María que ese Cristo resucitado sigue vivo entre nosotros, es nuestra esperanza y nos llama por nuestro nombre. Dinos María, porque tú lo sabes, que el Amor es mas fuerte que el pecado, que la vida es mas fuerte que la muerte. Dinos María en esta mañana de Pascua: Resucitó en verdad mi Amor…venid a Galilea…allí os aguarda el Señor…allí veréis la gloria de su Resurrección.
Hoy es Pascua y es tan inmensa esta fiesta que necesitamos 40 días para celebrarla. Cuarenta días que Cristo resucitado va a estar entre nosotros. Es nuestro momento y hemos de proclamar como sus discípulos “Dios lo ha resucitado…nosotros somos testigos”
Vivimos tiempos difíciles, pero Él nos dice “no tengáis miedo” También hoy como ayer los grandes poderes de este mundo no quieren oír de Cristo resucitado, no quieren oír de nuestra Fe. Hoy como ayer, el dios de este mundo, busca la muerte de Cristo, pero también hoy como ayer la Luz vence a las tinieblas, Cristo ha resucitado y nosotros somos sus testigos. No tengáis miedo, somos hombres y mujeres de Esperanza, de Fe y no de miedo y nuestra Esperanza y nuestra Fe consiste en que en lo mas profundo de nuestro Ser, en lo mas íntimo, en nuestro corazón, Cristo ha resucitado y este encuentro transforma nuestra vida, porque, como dice el Apóstol “ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo el que vive en mi”.
Europa y el mundo viven horas de aguda crisis, el sufrimiento se extiende por todas partes, el horizonte que se divisa es sombrío e incierto, se pierden los valores humanos, no hay liderazgos sino mediocridad y egocentrismo y frente a eso brota el empuje con fuerza de tantos seres anónimos, hombres y mujeres, que entregan su esfuerzo y su vida en el mas absoluto silencio. Ellos son la gran pascua y la gran resurrección de nuestra sociedad. Porque no durará para siempre la oscuridad del Viernes Santo. Porque la noche huirá ante la Luz de la Aurora Pascual. Porque después de cada Viernes Santo sigue la Gran Pascua. Porque al final de todo camino ensangrentado, después del Huerto de los Olivos, mas allá del Gólgota, siempre brilla la Luz del Sepulcro Pascual.
Sentirse transformado por Cristo es lo que da sentido salvador a todo, es lo que nos hace pasar por el valle oscuro de la existencia y de la muerte y nos conduce mas allá de toda lágrima, de todo dolor y de todo sufrimiento, porque Cristo ha vencido a los poderes demoníacos que habitaban en el fondo de nuestro Ser. Cristo en este día rompió las cadenas que nos ataban a la esclavitud, porque no hay Pascua sin ruptura, no hay resurrección sin ruptura, no hay libertad sin ruptura, porque a la libertad solo se llega en libertad dejando que el Faraón se hunda con sus caballos en el mar Rojo. La libertad está en la otra orilla.
Vivamos con intensidad y desde el confinamiento, esta Pascua especial, la experiencia del Señor resucitado. Él está con nosotros, necesitamos reconocerlo cada domingo en virtud del Pan y del Vino y así también nosotros podemos decir que hemos comido y bebido con Él. De este modo nuestra vida será como la de Jesús y nuestro testimonio como el de los apóstoles.
-¡CRISTO HA RESUCITADO! -¡EN VERDAD HA RESUCITADO!

Padre Dámaso

jueves, 24 de enero de 2019


OREMOS JUNTOS
Aquí nos tienes, Señor. Somos los jóvenes, los enfermos, los sanos, los ancianos, los niños, los manchados, los trabajadores…,   Ellas también están aquí. Ellas las primaverales, las limpias, las minifalderas, las sencillas…, ellas también están aquí.  Te hemos hecho un hueco, un vacío. Hemos negado los prejuicios, las hipocresías, las convenciones, los prestigios..,  Te hemos hecho un sitio a a Ti que los llenas todo, a Ti que eres el mas joven y el mas fuerte entre nosotros. Ahora Señor, puedes llenarlo. Te pedimos que lo llenes. Que surjas como un grito de Luz en medio de nosotros. Como una canción, como una fiesta. Te esperamos mas que a nadie,  te queremos mas que a nadie,  te deseamos mas que a nadie. Tú que sabes de nuestros deseos profundos, conoces que esto es así, que no te mentimos. Que no somos hipócritas.  Que creemos en ti por encima de todas las apariencias, por encima del progreso general. Que vamos mas allá de todas las filosofías, mas allá de todas las hipocresías de los hombres respetables.
Y haz también Señor que no hagamos de Ti un Dios que bendice nuestra vida tranquila nuestra posición cómoda, nuestros “sacrificios y holocaustos”. Un Dios incapaz de comprender porque nosotros no sabemos comprender, incapaz de perdonar porque nosotros no sabemos perdonar. Un Dios que nos da derecho a hacer leyes desde nuestro punto de vista, de nuestros deseos y caprichos.
“Dichosos aquellos cuyo camino es perfecto” (salmo 119). Dichosos…
Enséñanos Señor a los hombres que vivimos la tierra como apretar los labios y descansar el corazón en tu refugio, para que no se nos pase el tiempo. Para que aún te conozcamos mas allá de lo fácil, lo bonito que hemos hecho de ti. Y para que vayamos un día al Lugar y acampemos las espaldas y el vestido y compartamos el Pan todos juntos, como uno.

PADRE DAMASO

lunes, 11 de junio de 2018


ADIOS ENRIQUE, MEMORIA ETERNA

Sabes Enrique? Esta tarde me llamó Ermencina para compartir su dolor porque acababas de nacer al Cielo. Te has ido en un instante, sin tan siquiera avisar, porque así lo querías tú, porque así también has vivido tú, discreto y reservado, pero con la vida siempre muy clara. Así has querido subir a la Casa del Padre. Luego algunos me dijeron que te habías ido muy pronto...otros que la muerte no era justa...pero la muerte siempre es justa porque solo Dios conoce la profundidad de la vida y de las cosas. La muerte, Enrique, es el mayor misterio de la existencia. El nacer y el morir son las dos caras de esa misma moneda que circula sobre el tapete de la vida. En medio, cuántos recuerdos! Cuántas vivencias! Te acuerdas? Hace poco me decías que con 5 años mas ya te conformabas..., pero la vida, Enrique, la vida tiene sus leyes...leyes que nosotros no conocemos. Cuantas cosas hemos hablado de lo humano y lo trascendente aquel día paseando por la playa de Miño..! Seguro que lo recuerdas...Pareció por un instante que el tiempo se había detenido, que se había tomado su tiempo, pero el tiempo, ¡ay! el tiempo tiene otro tiempo… Aquel día, sabes? parece que ambos sentíamos que este momento estaba cerca...y qué cerca estaba! Has sabido salir a su encuentro con dignidad y fortaleza... y hoy experimentas ya el gran misterio de la eternidad.
Ahora, Enrique, pide al Padre por nosotros que todavía somos peregrinos por esta vida hacia esa Casa Común, hacia ese gran reencuentro, hacia donde hemos venido...
Adios, Enrique, adios amigo...que tu memoria sea eterna.

martes, 1 de mayo de 2018

domingo, 1 de abril de 2018


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