PASCUA DE RESURRECCIÓN
BENDITO SEA NUESTRO DIOS ETERNAMENTE,
AHORA Y POR LOS
SIGLOS DE LOS SIGLOS, AMEN
Hermanos y hermanas en el bautismo y
en la Fe de Nuestro Señor resucitado. Feliz Pascua. Cristo ha
resucitado. Hoy es la gran fiesta cristiana, la mayor de todas las
fiestas. Cristo ha resucitado. Hoy es realmente la única fiesta de los
cristianos, esa que celebramos cada domingo, porque Cristo es el centro,
la raíz y la fuerza de nuestra Fe. Cristo ha resucitado, tenemos que ir
a su búsqueda, descubrir su presencia, como descubrió su presencia
María Magdalena ante la tumba cuando aquel hombre le pregunta ¿por qué
lloras? Porque se han llevado a mi Señor -le dice- y no se donde lo han
puesto, si tú lo has quitado de aquí, dime donde lo has puesto y yo me
lo llevaré. Y aquel hombre se volvió y le dijo ¡MARIA! Y en ese instante
se acordó que Jesús había dicho en una ocasión que El llamaba a sus
ovejas por su nombre, entonces se giró y vio en aquel hombre las señales
de la pasión en sus pies y en sus manos y solo pudo pronunciar esta
palabra ¡MAESTRO! En esta mañana de Pascua dinos ahora María, cómo suena en el corazón y en el alma la voz del Resucitado? Dinos ahora María que para el encuentro con Jesús resucitado, hay que estar antes a los pies de la pasión y de la cruz. Dinos María, que no hay vida sin muerte, que el sol sale de la noche, y que a través del sepulcro del sufrimiento se llega a la alegría pascual. Y dinos también María que siempre hay una Galilea, un lugar y una Patria en la que Cristo nos espera. Y dinos hoy también María que ese Cristo resucitado sigue vivo entre nosotros, es nuestra esperanza y nos llama por nuestro nombre. Dinos María, porque tú lo sabes, que el Amor es mas fuerte que el pecado, que la vida es mas fuerte que la muerte. Dinos María en esta mañana de Pascua: Resucitó en verdad mi Amor…venid a Galilea…allí os aguarda el Señor…allí veréis la gloria de su Resurrección.
Hoy es Pascua y es tan inmensa esta fiesta que necesitamos 40 días para celebrarla. Cuarenta días que Cristo resucitado va a estar entre nosotros. Es nuestro momento y hemos de proclamar como sus discípulos “Dios lo ha resucitado…nosotros somos testigos”
Vivimos tiempos difíciles, pero Él nos dice “no tengáis miedo” También hoy como ayer los grandes poderes de este mundo no quieren oír de Cristo resucitado, no quieren oír de nuestra Fe. Hoy como ayer, el dios de este mundo, busca la muerte de Cristo, pero también hoy como ayer la Luz vence a las tinieblas, Cristo ha resucitado y nosotros somos sus testigos. No tengáis miedo, somos hombres y mujeres de Esperanza, de Fe y no de miedo y nuestra Esperanza y nuestra Fe consiste en que en lo mas profundo de nuestro Ser, en lo mas íntimo, en nuestro corazón, Cristo ha resucitado y este encuentro transforma nuestra vida, porque, como dice el Apóstol “ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo el que vive en mi”.
Europa y el mundo viven horas de aguda crisis, el sufrimiento se extiende por todas partes, el horizonte que se divisa es sombrío e incierto, se pierden los valores humanos, no hay liderazgos sino mediocridad y egocentrismo y frente a eso brota el empuje con fuerza de tantos seres anónimos, hombres y mujeres, que entregan su esfuerzo y su vida en el mas absoluto silencio. Ellos son la gran pascua y la gran resurrección de nuestra sociedad. Porque no durará para siempre la oscuridad del Viernes Santo. Porque la noche huirá ante la Luz de la Aurora Pascual. Porque después de cada Viernes Santo sigue la Gran Pascua. Porque al final de todo camino ensangrentado, después del Huerto de los Olivos, mas allá del Gólgota, siempre brilla la Luz del Sepulcro Pascual.
Sentirse transformado por Cristo es lo que da sentido salvador a todo, es lo que nos hace pasar por el valle oscuro de la existencia y de la muerte y nos conduce mas allá de toda lágrima, de todo dolor y de todo sufrimiento, porque Cristo ha vencido a los poderes demoníacos que habitaban en el fondo de nuestro Ser. Cristo en este día rompió las cadenas que nos ataban a la esclavitud, porque no hay Pascua sin ruptura, no hay resurrección sin ruptura, no hay libertad sin ruptura, porque a la libertad solo se llega en libertad dejando que el Faraón se hunda con sus caballos en el mar Rojo. La libertad está en la otra orilla.
Vivamos con intensidad y desde el confinamiento, esta Pascua especial, la experiencia del Señor resucitado. Él está con nosotros, necesitamos reconocerlo cada domingo en virtud del Pan y del Vino y así también nosotros podemos decir que hemos comido y bebido con Él. De este modo nuestra vida será como la de Jesús y nuestro testimonio como el de los apóstoles.
-¡CRISTO HA RESUCITADO! -¡EN VERDAD HA RESUCITADO!
Padre Dámaso
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