SOMOS UN PUEBLO DE FE, NO DE MIEDO
“No
tengas miedo”, dijo el Ángel a María, en la Anunciación.
Estamos
en tiempo de emergencia nacional, pero también y sobre todo, en tiempo de
reflexión, recapacitación, de volver la mirada y el corazón hacia Dios y su
misericordia infinita porque toda persona lleva n su alma, en lo mas profundo
de su Ser la sed del Absoluto, de lo eterno, la necesidad de la Luz y de la
búsqueda de la Verdad y del amor de Dios.
Estos
son tiempos de cambios y de conversión. La Santa y Gran Cuaresma que estamos
viviendo en nuestro interior, nos convoca a hacer de nuevo un cambio de
actitudes y de valores, a una renovación interior, a un volver hacia Dios, a un
hacer de Cristo nuestro centro de gravedad en la vida. Es momento de oración,
tanto individual como comunitaria y por eso en nuestra parroquia nos
unimos un grupo desde la distancia a las
10 de la mañana y a las 10 de la noche para orar al Padre por estos tiempos tan
difíciles y siguiendo así la recomendación del Apostol: “Orad sin cesar, dar
gracias a Dios por todo, porque esta es la voluntad de Dios…” y asi nos llama
también a confiar en su infinita misericordia, sabiendo que Jesús continúa
caminando con nosotros, también en tiempos difíciles, por eso es tiempo de Fe y
no de miedos “En el mundo tendréis tribulaciones, pero ser fuertes, yo he
vencido al mundo”, asi dice el Maestro.
En
estos días, en los que se oyen quejas, se percibe nerviosismo, la gente se
inquieta en sus casas y busca salir, pese a los riesgos que conlleva, hemos de
pensar en los que no tienen un lugar para quedarse, en los enfermos, en los
hospitalizados que quieren regresar a sus casas, en todos los que sufren, en
los que ya han dejado sus vidas en el camino… Es tiempo de pensar, de
aprovechar para conocernos mas y mejor, de hacer de nuestra casa un lugar de
amor, un lugar de paz, un lugar de familia y sobre todo un templo para orar,
pera rezar, para meditar para cumplir el mandato del Divino Redentor: Cuando
ores, retírate a tu cuarto y allí a solas entras en tu corazón y oras al Padre
que está en secreto y El te escuchará…
No
nos dejemos llevar de la incertidumbre, del desaliento, del miedo, “el amor
perfecto, excluye el miedo”, decía el evangelista San Juan.
Jesús
nos acompaña, y también El nos dice “No tengáis miedo”. A través de las
persecuciones, de las pestes, de las plagas y también de esta pandemia siempre
hemos vivido y sentido la presencia del Divino Redentor entre nosotros, por eso
somos un pueblo de Fe, no de miedo. Que nuestro Dios todopoderoso os bendiga
siempre.
Padre
Dámaso
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