miércoles, 28 de julio de 2010


EN BUSCA DE NUESTRA PROPIA

IDENTIDAD COMO CRISTIANOS.

Muchas personas a veces nos pasamos la vida buscando o simplemente filosofando, debatiendo o planteando temas como de donde venimos, a donde vamos, si existe Dios, o quien es Dios. Llegado el final de nuestra existencia física encontramos que hemos de afrontar el problema, sin haberlo resuelto previamente. Cuando mucho fue para nosotros un simple motivo de debate o entretenimiento y hasta de exhibición filosófica, pero en el fondo seguimos con nuestros miedos, nuestras dudas y nuestra incapacidad para afrontar esta situación.
Pero hay respuesta y hemos de buscarla. Hemos de buscar nuestra propia identidad, conocer quienes somos y cual es nuestro destino en esta propia existencia.
Una vieja historia india describe el caso de un cachorro de león que fue criado por una manada de asnos salvajes. Fue creciendo entre ellos y adquiriendo sus costumbres, hábitos y comportamientos. Se hizo pacífico, comía hierba y se hizo débil, asustadizo y cobarde. Un día un león se acercó a cazar y se sorprendió al ver otro león entre asnos que además corría como ellos, lleno de pavor, ignorando su fuerza y agilidad. El viejo y sabio león que comprendió lo que pasaba, le dio caza,y sin escuchar sus súplicas para que no lo matara y lo dejara suelto para irse con sus amigos los asnos, lo acercó al lago y le pidió que observara su rostro en el agua y lo comparara con el suyo. En cuanto lo hizo, descubrió que él también era un león y en ese instante se desvanecieron todos sus miedos y emergió toda su fuerza y valentía. Comprendió que era un león.
En la medida en que encontremos nuestro propio lugar como miembros de la Familia universal de Cristo, redimidos por su propia sangre, herederos de un mismo Destino y conscientes de la tremenda grandeza y responsabilidad que supone haber sido llamados a trabajar en la Viña del Señor y a participar de aquel gran Banquete, en esa misma medida recobraremos nuestra razón de ser y nuestra propia identidad y nuestra fuerza de cristianos. Seremos auténticos leones, abandonaremos la manada y será entonces cuando estemos realmente en condiciones de encontrar nuestro propio Camino Interior, dejarlo todo y seguir a nuestro Cristo Interno, porque solo él es el Camino, la Verdad y la Vida.

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