martes, 5 de abril de 2011

CUARTA SEMANA DE CUARESMA

La manera más importante de lograr lo que parece imposible es verlo. Una vez que cualquier cosa es vista y experimentada, no importa que tan inalcanzable parezca, se entra en el reino de la posibilidad. Para verlo de esta manera tenemos que cerrar nuestros ojos a las imágenes ilusorias que en realidad indican una ceguera espiritual. Hemos de alejarnos de las fantasias, los sueños, los vanos recuerdos, las utopias, los deseos. Nuestro Ser interno nunca ha de desear, simplemente ha de sentir el anhelo del encuentro con el Padre.

Cuando en los Evangelios Jesús sana al ciego – el hombre ciego de nacimiento ó el mendigo ciego Bartimeo – Él no está trabajando sólo en el nivel físico. Con su vista recuperada, los hombres pueden ver con una claridad y una viveza que los llena y les da el coraje y la decisión que solamente la visión de la realidad puede despertar en nosotros. En ambos casos ellos lo siguieron.

Necesitamos un compromiso personal que
vaya más allá de lo que entendemos por fe. Esta es la perseverancia en la
relación con aquello que aún no es totalmente conocido por nosotros, pero que gradualmente nos damos cuenta que es la fuente de todo conocimiento. También necesitamos una ayuda más allá de nuestros propios recursos, la gracia, una fuerza más allá del horizonte de nuestra voluntad.

Cualquier práctica espiritual sostenida –tal como la observancia de la Cuaresma
como un tiempo de creciente atención hacia adentro y simplificación externamente- lo es acerca del movimiento a lo largo de este camino del despertar. La atención y conciencia plena del momento presente es un alivio que obtiene y trae muchos beneficios. Pero la mayor maravilla es llegar a estar consciente de una mente mayor
a la cual lleva, la mente de Cristo en la que nos estamos preparando durante estos días para entenderla mejor a través de los misterios de la Pascua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog


contactos