UN
IMPACTO A NUESTRAS CONCIENCIA
Vivir la Oración
continua, la Oración del Nombre, da sentido a la propia existencia. Nos
mantiene en el continuo presente que es lo eterno. Nos da una visión cósmica de
nuestra realidad subjetiva y transforma todos y cada uno de los hechos,
acontecimientos y sucesos que se producen sobre el tapete de nuestra vida, en
auténticos impactos a nuestra conciencia que nos hace mantenernos en un estado
permanente de vigilia. “…Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre
ha de venir".(Parábola de las Vírgenes. Mateo 25, 1-13)
La Oración no es un acto exclusivamente litúrgico sino
mas bien y sobre todo un estado, una forma de ser, una vivencia, un modo de
conciencia pendiente de Dios y de su presencia en el tiempo, en nuestro tiempo individual.
Buscar y percibir lo sagrado en forma constante a
través de la sucesión de los acontecimientos, es un acto de oración permanente
que ha de hacerse presente en la vigilia y en el sueño.
Cuanto suceda a nuestro alrededor, puede ser agradable
o desagradable, doloroso o indiferente a nuestra percepción personal, muchas
veces incomprensible y otras inasumible, pero es siempre una llamada al
aprendizaje, un impacto a nuestra conciencia y siempre una manifestación de la
Obra Redentora. Todo ha sido hecho para nuestra Redención y para nuestra
transformación personal. Toda explicación reduce la magnitud de la experiencia.
Solo puede entenderlo el corazón individual que lo haya experimentado. Cada uno
esta llamado a recorrer su propio sendero y cada uno tiene el lugar existencial
mas adecuado para su autorrealización trascendental.
La Oración de Jesús es el Camino. La invocación del
nombre es el método que nos acerca infaliblemente a su presencia y es el método
que reemplaza divagaciones y apetencias que muchas veces poco tienen que ver
con la oración profunda y nos van centrando en un único objetivo que es el
encuentro con el mismo Dios.
Todo pasa, todo es transitorio, todo es tiempo, nada
nos pertenece, lo que hoy es nuestro, ayer era de otro y mañana será del siguiente. Solo nos acompañarán los
meritos del corazón, aquello que esta fuera del tiempo, aquello que es de Dios.
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