lunes, 6 de junio de 2016








UN IMPACTO A NUESTRAS CONCIENCIA



 
Vivir la Oración continua, la Oración del Nombre, da sentido a la propia existencia. Nos mantiene en el continuo presente que es lo eterno. Nos da una visión cósmica de nuestra realidad subjetiva y transforma todos y cada uno de los hechos, acontecimientos y sucesos que se producen sobre el tapete de nuestra vida, en auténticos impactos a nuestra conciencia que nos hace mantenernos en un estado permanente de vigilia. “…Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir".(Parábola de las Vírgenes. Mateo 25, 1-13)
La Oración no es un acto exclusivamente litúrgico sino mas bien y sobre todo un estado, una forma de ser, una vivencia, un modo de conciencia pendiente de Dios y de su presencia en el tiempo, en nuestro tiempo individual.
Buscar y percibir lo sagrado en forma constante a través de la sucesión de los acontecimientos, es un acto de oración permanente que ha de hacerse presente en la vigilia y en el sueño.
Cuanto suceda a nuestro alrededor, puede ser agradable o desagradable, doloroso o indiferente a nuestra percepción personal, muchas veces incomprensible y otras inasumible, pero es siempre una llamada al aprendizaje, un impacto a nuestra conciencia y siempre una manifestación de la Obra Redentora. Todo ha sido hecho para nuestra Redención y para nuestra transformación personal. Toda explicación reduce la magnitud de la experiencia. Solo puede entenderlo el corazón individual que lo haya experimentado. Cada uno esta llamado a recorrer su propio sendero y cada uno tiene el lugar existencial mas adecuado para su autorrealización trascendental.
La Oración de Jesús es el Camino. La invocación del nombre es el método que nos acerca infaliblemente a su presencia y es el método que reemplaza divagaciones y apetencias que muchas veces poco tienen que ver con la oración profunda y nos van centrando en un único objetivo que es el encuentro con el mismo Dios.
Todo pasa, todo es transitorio, todo es tiempo, nada nos pertenece, lo que hoy es nuestro, ayer era de otro y mañana  será del siguiente. Solo nos acompañarán los meritos del corazón, aquello que esta fuera del tiempo, aquello que es de Dios.

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