LA DORMICION DE NUESTRA SANTISIMA
MADRE DE
DIOS Y SIEMPRE VIRGEN MARIA
Agosto es el mes de la Santísima Virgen. Porque no es sólo la fiesta del 15 de agosto con la Dormición de la Madre de Dios, la que caracteriza a todo el mes. Es más que eso, toda la quincena anterior a esa fecha con las rogativas frente a la imagen de la Santísima Virgen, que se realizan con compunción y contrición. Es el ayuno o mejor dicho la abstinencia.
Esta quincena de abstinencia y rogativas es la que hace que agosto sea el mes exclusivo de la Virgen. Así como el Monte Athos es Su jardín exclusivo.
Ninguna persona en la Iglesia conoció gracia tan grande, recibida de Dios. Pero también, ninguna otra persona se consagró tan tempranamente y sin reservas, a la voluntad de Dios. Ingresó al servicio del Templo y al mensaje increíble de la anunciación contestó: “he aquí la sierva de Dios, hágase según tu palabra”. Por eso Dios la colmó de gracias y le cantan loas todas las generaciones como muy agraciada. Además la Iglesia no se limitó en proclamarla Santa, sino que la proclamó Santísima. Y porque recibió en su vientre toda la plenitud de la Divinidad encarnada, era natural que no baste un solo apelativo para expresar toda la grandeza del misterio de la Santísima.
De este modo la llamó “Grigorusa”, la que acude pronto, “Gorgoepícoos”, la que escucha pronto, “Glicofilusa”, la de beso dulce, “Odiguitria”, la conductora, “Laodiguitria”, la conductora del pueblo, “Eleúsa”, la misericordiosa, “Pamacáristos”, la muy bienaventurada, “Dexiocratusa”, la que sostiene con la diestra, “Eptavimatíyusa”, la que hace siete pasos, “Myrtidiótisa” la de los mirtos, “Valucliótisa” la de Valuclí, etc, etc. Todos esos apelativos muestran cuan viva y profunda es la veneración de la Santísima en la Iglesia y en la devoción popular.
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